Apostando por una alimentación Organica
Está claro que somos lo que comemos, lo que bebemos y lo que respiramos. También influye en nuestra salud y en nuestra calidad de vida, el deporte y las emociones. Las últimas tendencias en investigación nos delatan que lo que sentimos también mejora o empeora nuestra salud.
Pero me voy a centrar en lo que comemos. Y que comemos? Pues desgraciadamente bastante mal, ya no por las combinaciones y selección de los alimentos, cada vez más lejanas a la dieta mediterránea tan saludable, si no a la calidad de lo que comemos. Todo lleva conservantes, saborizantes, herbicidas, ceras….
Afortunadamente existe una forma de alimentarnos de una manera sana: olvidarnos de la comida precocinada y consumir productos biológicos. Pero que es esto de biológico? que también es lo mismo que ecológico u orgánico. Pues nada más sencillo que la agricultura y horticultura que llevaban a cabo nuestros abuelos. Desde que comenzó el hombre a cultivar la tierra hasta hace unos 60 años todo era ecológico y lógico. Se comían las verduras en cada temporada, nadie comía fresas en enero, ni uvas en mayo. Se consumían productos de la zona, nadie comía aguacates de Ecuador. Se abonaba con estiércol de animales siguiendo el ritmo vital de la naturaleza. Hoy para aumentar la productividad se abona casi con cualquier cosa que sea capaz de que aumente la producción. La carne era carne, alimentada con granos y hierba. Pues así de sencillo es la agricultura ecológica. En resumidas, una alimentación más respetuosa con nuestra persona y con los que más queremos: nuestra familia. Una alimentación que prescinde de los productos químicos para forzar la producción agrícola y ganadera a favor de unos productos más imperfectos en la presentación pero más seguros en cuanto a la calidad nutricional.
Podemos encontrarla en supermercados ECO, redes de consumo, tiendas de alimentación natural, en herbolarios, e incluso hay algún puesto en mercadillos tradicionales en el cual se pueden adquirir productos de esta calidad. A menudo, resulta un poco mas cara porque la producción es menor al no utilizar todos estos fertilizantes y químicos que se utilizan en la producción convencional.
Está demostrado científicamente que los alimentos ecológicos tienen más concentración de nutrientes, dado que la agricultura industrial usa como fertilizantes el potasio, el fósforo y nitrógeno que hacen que aumente la cantidad de agua en las frutas y hortalizas, son más rentables para el productor pero como contrapartida pagamos y comemos agua a precio de tomates. Por eso también tenemos que preguntarnos, que resulta más caro…
Indudablemente, consumir productos organicos tiene multitud de ventajas. Además de la no ingesta de todos estos insecticidas, pesticidas, fungicidas, Fertilizantes químicos, plaguicidas, metales pesados, ceras y demás que al final terminan en nuestro organismo y acumulados en nuestro hígado que es el laboratorio principal de nuestro cuerpo. Por no hablar de los antibióticos, hormonas u otros medicamentos de engorde en el caso de las explotaciones ganaderas, que pueden generar graves repercusiones en los consumidores como resistencias a los antibióticos, alergias, intolerancias, depósito de tóxicos, aumento de la probabilidad de tumoraciones, etc.,
Existen estudios recientes que demuestran que los cítricos obtenidos por cultivo ecológico tienen más concentración de Vitamina C que los frutos de la agricultura intensiva. Una mayor riqueza en enzimas, antioxidantes y sustancias biológicamente activas, dado que son recogidos en el momento justo de sazón a diferencia de la agricultura industrial que recoge a veces el producto sin madurar para que termine el ciclo de maduración tras un paso por frigoríficos o en el viaje hasta el lejano lugar de consumo. Estas sustancias no son principios nutricionales, propiamente dichos, pero son los responsables de que se relacione continuamente el consumo de frutas, verduras y alimentos frescos con la prevención de tumores y enfermedades degenerativas. Todas las teorías nutricionales coinciden en que una dieta equilibrada y rica en productos frescos es la mejor prevención para muchas formas de cáncer, siguiendo el principio hipocrático de nuestra introducción.
Para llevar el sello de producto ecológico es necesario cumplir una normativa muy exigente que regula cada país y que es auditada por los consejos reguladores de agricultura ecológica de cada autonomía en el caso de España. Existen organismos de control privados que tras pasar las auditorias pertinentes otorgan su sello.
Para cambiar a una alimentación ecológica gradualmente, lo mejor es comenzar con los productos de uso diario como el pan que podemos hacerlo en casa o la leche. Es aconsejable comprar cada semana uno o dos productos ecológicos para probarlos, ya que existe una versión natural de cada producto: café, huevos, fruta, pollo, bebidas etc. Una vez que inicie el cambio apreciará las ventajas de comer alimentos ecológicos y no querrá volver atrás ya que no lo he dicho, pero el sabor es diferente, los tomates saben a tomate, los melocotones saben y huelen a melocotón…
Y por ultimo quédense con este viejo aforismo hipocrático “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina” con el que los médicos de la Grecia antigua exhortaban a sus enfermos a curar sus dolencias, revisando y mejorando sus hábitos dietéticos como una fuente segura de salud.
Maripi Gadet