Cosmética con Arroz
Ciertas sustancias derivadas de esta gramínea de origen asiático se emplean para formular hidrolizados proteínicos destinados a hidratar y nutrir la piel. Gracias a su contenido en vitamina E, neutraliza eficazmente los radicales libres responsables del proceso de envejecimiento.
El orizanol que contiene la cáscara se utiliza como filtro solar. Es muy valorada por sus escasos efectos alergénicos. En la cosmética capilar tiene gran aceptación, ya que las proteínas de arroz aumentan notablemente la elasticidad del cabello, reforzando la fibra capilar y evitando que se quiebre. Además, aportan volumen y mejoran el aspecto de las puntas abiertas. También se integra en barras de labios y esmaltes de uñas, ya que actúa como conglomerante.
En el imperio del sol naciente era condición sine quanum poseer una piel blanca y delicada. Una tradición nipona era lavarse la cara con el agua de la cocción del arroz. También aplicaban aceite de germen de arroz para suavizarla. De ahí, que a las mujeres de piel suave y blanca se las conociera como Nuka Bijin, que significa ‘belleza de salvado de arroz’.
Esta gramínea también es un buen exfoliante. El ácido fítico que contiene activa la circulación sanguínea y estimula la renovación celular. Puedes preparar un 
peeling mezclando dos cucharaditas de harina de arroz, media de canela en polvo y treinta gotas de aceite de maíz. De igual modo puedes conseguir una mascarilla facial diluyendo dos cucharaditas de harina de arroz en cuatro de agua de rosas. Es conveniente mantener el preparado sobre el rostro, al menos, durante diez minutos. Puedes elaborar una loción facial si dejas hervir durante quince minutos un puñado de arroz en medio litro de agua. Deja enfriar y aplica sobre tu cara, cuello y escote. El agua de arroz tiene efecto calmante y suavizante.
Las proteínas del arroz tienen acción nutritiva, regenerante, revitalizante y protectora frente a los agentes externos. Puedes disponer de una mascarilla rejuvenecedora triturando medio plátano, dos cucharaditas de harina de arroz y un huevo. Otra opción es combinar una cucharada de harina de arroz, diez uvas blancas y seis gotas de aceite de girasol. La harina de arroz puedes adquirirla en tiendas de alimentación de productos orientales.
Si licuas un melocotón y mezclas su zumo con harina de arroz obtendrás una mascarilla con la que tu piel quedara suave y tersa. Añade harina hasta conseguir una textura lo suficientemente fluida como para poder aplicarla cómodamente por todo tu rostro y cuello. Trascurridos veinte minutos retírala con abundante agua fresca y aplica tu crema habitual de tratamiento.
Disfruta de un agradable baño añadiendo a la bañera ocho tazas de agua de arroz hervido, diez gotas de aceite de oliva de primera presión en frío, preferentemente de origen biológico, y otras tantas gotas de aceite esencial de jazmín. Otra opción es añadir un vaso del agua resultante de la cocción de arroz, en la que previamente se habrá diluido una cucharadita de miel fluida. Tu piel quedara suave y tersa.
El polvo de arroz da a la piel un tono mate aterciopelado. Actúa como fijador del maquillaje y evita los antiestéticos brillos, permitiendo la transpiración natural. Por ello, no reseca la piel y proporciona un tacto agradable. Prueba a espolvorear tu rostro con un algodón ligeramente impregnado en polvo de arroz. Puedes conseguirlo triturando unos granitos en un molinillo de café.
El arroz molido también resulta un eficaz desodorante. Puedes elaborar sencillamente un talco de arroz para evitar el mal olor de los pies. Introduce en un recipiente cien gramos de arcilla blanca, otros cien de harina de arroz y veinte gotas de aceite esencial de salvia. Remueve hasta que los tres productos estén perfectamente mezclados. Puedes espolvorear el resultado sobre tus pies tras haberlos lavado y secado perfectamente, e incluso, por el interior del calzado.
Maripi GADET
Autora del libro Secretos de Belleza Natural
Editado por Grijalbo, Debolsillo y Bookspan en EE.UU.