AMORES QUE MATAN

El Síndrome de Münchhausen por poder es un término acuñado en 1977 por el médico de origen inglés Dr Samuel R. Meadow al referirse a lo que él consideró un trastorno en el que una persona, generalmente el cuidador o un progenitor (habitualmente, la madre), deliberadamente causa lesiones, enfermedades o trastornos a un hijo.

El Dr. Richard Asher en 1951 describe el síndrome de Münchhausen, referido a adultos, como “pacientes que presentan unas historias clínicas espectaculares, llenas de mentiras e invenciones, en un presumible intento de conseguir seguridad hospitalaria y atención médica“, dándole el nombre del fantasioso Barón de Münchhausen, alemán del siglo XVI que relataba extraordinarias historias sobre sus proezas como soldado y deportista. Veinte años después Meadow introduce el término “por poderes”, ya que se trata del caso en que una persona inventa la sintomatología de otra, es decir, en su nombre.

Constituye una particular forma de maltrato infantil de alto riesgo y difícil diagnostico que fácilmente pasa desapercibido durante semanas, meses e incluso años, pudiendo degenerar en graves complicaciones e incluso la muerte del pequeño. Uno de los padres, habitualmente la madre, simula o provoca en el niño alguna lesión, trastorno o enfermedad con el objeto de reclamar atención sobre si misma, cumplir su papel de madre abnegada y poder “disfrutar de cuidarle”.

Habitualmente, el enfermo, es decir, la madre, recurre a medios de lo más variopintos para simular las dolencias de su hijo: falsificación de datos aportados al historial clínico o de pruebas añadiendo sangre menstrual, azúcar o material fecal a la orina; aparentar fiebre frotando el termómetro; aplicación de sustancias irritantes o estímulos mecánicos para provocar erupciones; suspender la alimentación, administración de sedantes; provocación de asfixia por inhalación en bolsa de plástico o por oclusión mecánica con las manos; inducción de vómitos, etc. incluso en el caso de que el pequeño ya esté hospitalizado, llegan a infectar las vías intravenosas . Todo ello para que el niño, aparentemente o en realidad, resulte enfermo y la madre obtenga lo que desea

Estos niños suelen ser hospitalizados por presentar grupos de síntomas que no encajan mucho en ninguna enfermedad conocida, y por ello, al conseguir encontrar el origen de sus dolencias se les hace sufrir exámenes, cirugías u otros procedimientos molestos e innecesarios.

Una vez hospitalizado el pequeño, la madre resulta muy colaboradora y es muy apreciada por el personal de enfermería por los cuidados que le prodiga a su hijo. Aparece como una persona dedicada y abnegada, lo cual hace menos probable que el personal médico sospeche el diagnóstico del síndrome de Münchhaussen. Desafortunadamente, sus visitas frecuentes o su presencia constante le dan fácil acceso al niño para poder inducirle más síntomas. Los cambios en el estado del pequeño casi nunca son presenciados por el personal del hospital y casi siempre ocurren sólo en presencia de la madre

El síndrome de Münchhausen ocurre debido a problemas psicológicos del adulto y es generalmente un comportamiento motivado por la búsqueda de atención de los demás. Su perfil es el de una mujer de edad joven y de bajo nivel socioeconómico, sin empleo o de carácter precario, con un núcleo familiar desestructurado y que presenta rasgos de depresión o ansiedad. Entre los antecedentes personales, frecuentemente fueron victimas de malos tratos en su infancia.

Este síndrome no se refiere a madres cuyo objetivo preconcebido es obtener ayuda personal o para el niño, sino a aquellas madres, afectadas psicológicamente, que tienen la necesidad compulsiva de engañar repetidamente al médico o de atraer la atención hacia sí mismas, como madres ideales.

Se trata de un trastorno muy poco habitual y precisamente por ese desconocimiento y falta de información, difícil de tratar y que generalmente requiere años de apoyo psiquiátrico. Una vez reconocido el síndrome, es necesario proteger al niño y retirarlo del cuidado directo de su madre. El pequeño recibirá atención médica para tratar las lesiones infligidas por su progenitora, así como atención psiquiátrica para hacerle frente a la depresión, la ansiedad y otros trastornos provocados por el maltrato recibido. Algunos niños pueden morir por infecciones u otras lesiones infligidas por padres que sufren el síndrome de Münchhaussen por poderes.

Paloma Hornos