Todo sobre las Certificaciones Bio
El consumo de cosmética natural y ecológica es imparable. Lo que parecía ser una moda pasajera se ha convertido en algo cotidiano. Esta nueva cosmética ofrece las grandes ventajas de ser formulada con ingredientes de origen vegetal, no estar testada en animales y evitar los ingredientes contaminantes.
Viene a cubrir las necesidades de aquellas personas que apuestan por el respeto hacia el medio ambiente y, que a su vez, se preocupan por su salud y evitan el uso de compuestos sintéticos. En España, el consumo de estos productos es ascendente, aunque aún no estamos en el grupo de países de mayor consumo, sobre todo, si lo comparamos con Alemania, Francia, Bélgica, Suiza o Austria que llevan una trayectoria de más de 40 años en este sector.
Los términos ecológico, orgánico y biológico definen el mismo concepto, aunque etimológicamente no signifiquen lo mismo. El término ‘Orgánico’ se utiliza en los países del continente Americano y Australia. ‘Biológico’ se utiliza en la mayor parte de los países europeos y ‘Ecológico’ se utiliza principalmente en España.
Casi todas las marcas de cosmética e higiene integran ingredientes naturales en sus formulaciones, como: plantas, frutas, verduras, raíces y semillas. Sin embargo, debemos de saber que aunque un producto contenga diversos activos naturales no se considera biológico.
Ante el vacío legal existente, en cuanto a legislación del uso de la palabra “natural”, comenzaron a surgir las primeras empresas de certificación, encargadas de abalar que los componentes del producto son de origen orgánico. Hasta 2001 se podía utilizar en España el término “BIO” en el etiquetado, sin tener que demostrar su procedencia y formulación. A partir de ese año se aprobó un Real Decreto por el que las palabras BIO, Orgánico y Ecológico no se pueden usar en productos tratados químicamente o transgénicos. Las empresas certificadoras se encargan de controlar todo el proceso de producción, velan por el respeto del cumplimiento de las normativas y comprueban la formulación, los envases y su etiquetado. También indican los porcentajes de ingredientes de origen natural e ingredientes ecológicos, con el fin de garantizar la transparencia para el consumidor.
No obstante, nos encontramos muchas veces ante la duda de qué significa éste o aquel sello, debido a que cada vez son más los label que se acumulan en los envases. Las empresas han comprobado que integrar un sello genera mayor confianza a los consumidores y contribuye al aumento de la venta del producto. Esta amalgama de sellos suele generar dudas en el consumidor, ya que es necesario conocer perfectamente el lenguaje de la cosmética orgánica.
Los sellos ecológicos aseguran unos condicionantes comunes de obligado cumplimiento, como son: no contener perfumes, ni colorantes de síntesis; exclusión total de conservantes de síntesis, como parabenos o el Phenoxyethanol; ausencia de petroquímica habitual en parafinas, siliconas y PEG; y eliminación de organismos genéticamente modificados (OGM). Además, aseguran que los envases y embalajes sean biodegradables o reciclables. Para obtener un sello es obligatorio que el porcentaje de ingredientes naturales y el de ingredientes ecológicos esté indicado claramente en los envases de los productos certificados. Tampoco están aceptados los tratamientos ionificantes. Un sello garantiza que las etapas de fabricación y acondicionamiento han sido controladas, con el fin de asegurar que se respeten la rastreabilidad y la protección del medio ambiente.
Igualmente, un sello avala que los ingredientes derivados de la agricultura o la naturaleza deben de ser obtenidos por procesos físicos, como la extracción acuosa o alcohólica, la extracción física (temperatura, presión, vacío, destilación) y la fermentación. La recolección de plantas silvestres certificadas no debe causar el agotamiento significativo de los recursos naturales y el uso o explotación de las especies en peligro de extinción está estrictamente prohibido.
Cuando un ingrediente está disponible comercialmente en forma orgánica y no orgánica, se debe utilizar la forma orgánica. En ciertos casos se pueden utilizar ingredientes no orgánicos, siempre y cuando cumplan todos los siguientes requisitos: aparecer en la lista que figura en las normas presentes en cada certificadora; no haber sido producidos a partir de materias primas modificadas genéticamente o de cualquier proceso en el que se hayan utilizado materiales modificados genéticamente; no haber sido extraídos por medio de disolventes químicos (que no sean agua o etanol) o modificados químicamente; no ser alergénicos en las concentraciones utilizadas; y derivar de una fuente renovable o sostenible.
Poseer un sello garantiza que solo se permitan sustancias minerales utilizadas para la coloración si se obtienen mediante un proceso físico de un mineral de origen natural. Los aromas deben de ser de orígenes naturales y obtenidos mediante procedimientos físicos apropiados, como la destilación, procedimientos enzimáticos o microbiológicos a partir de materias de origen vegetal.
El porcentaje de agua no es valorado a la hora de conseguir una certificación. Éste ha de ser de calidad potable, preferiblemente de manantiales naturales. La microfiltración y la luz ultravioleta se permiten con fines de desinfección. El carbón activado y otros materiales similares se pueden utilizar para la filtración y eliminación del cloro del agua de la red. Los ETH Y LOS PEG (propilenglicol) han llevado a cabo un proceso de etosilacion a base de óxido de etileno y pueden contener tanto restos de este óxido como dioxano. Tampoco se permite el uso de formaldehído, ni de nitrosaminas, vencenos, hexano o agentes quelantes.
Sin embargo, también existe en el mercado cosmética ecológica que no tiene ningún sello de certificación. Los sellos son emitidos por empresas privadas y, como tales, cobran por los gastos de tramitación, auditorias y certificación. Por ello, algunas empresas optan por no certificar para no encarecer su producto. No contar con un certificado no implica obligatoriamente ofrecer menor calidad. Los sellos certificadores tienen unas exigencias muy elevadas, por lo que a veces en determinadas formulaciones resultan casi imposibles de llevar a cabo en BIO. Por ello, hay marcas que optan solamente por tener algunos de sus productos certificados o, incluso, marcas que solamente certifican dos o tres productos.
Los diferentes sellos:
CosmeBio está aprobado por las autoridades francesas y controlado por Ecocert o Qualité Francee. Ofrece las etiquetas BIO, ECO y NAT.
AIAB y ICEA es un estándar de calidad para cosméticos Eco-Friendly, asesorado por la Escuela de Cosmetología de la Universidad de Ferrara y el Departamento de Farmacología de la Universidad de Bolonia.
Non Food Certification Company (NFCC) es una subsidiaria de la Organic Food Federation, uno de los más antiguos órganos establecidos en la certificación orgánica en el Reino Unido. En 2003 creo una normativa para certificar productos de cuidado personal que se fabrican a partir de materiales que derivan de las plantas cultivadas o silvestres de origen ecológico
NPA Natural Products Association proporciona una certificación natural a los productos de cuidado personal vendidos en los Estados Unidos. Todos los productos marcados con el logotipo NPA reúnen estrictos requisitos en cuanto a los ingredientes y el proceso de fabricación.
Existen otros sellos que podemos encontrar en el etiquetado, como la “V”, que significa apto para veganos o el “Leaping bunny”, dibujo del conejito que significa no testado con animales. Si el envase es de papel reciclado se pone el sello de la FSC que se otorga al papel y cartón procedente de bosques controlados por esta entidad.
Maripi Gadet