Diferentes estudios afirman que la palabra plasmada en forma de escritura posee efectos terapéuticos. El papel se convierte en un rincón personal en el que poder aislarse y recopilar las emociones que invaden nuestra mente. Transcribir nuestros pensamientos, ambiciones, miedos, frustraciones, rencores, amores y desamores nos ayuda a penetrar en nuestro yo más profundo, y contribuye a alcanzar un mayor equilibrio físico, emocional y espiritual.

            La escritura como forma de terapia ayuda a comprender nuestras emociones,  conflictos, sueños e ilusiones. Dar rienda suelta a la imaginación y a los pensamientos nos enseña a exteriorizar lo que sentimos y a escuchar nuestro interior para abrir las puertas al autoconocimiento. Desarrolla la capacidad de conexión con uno mismo y  mejora la comunicación con quienes nos rodean. Aprovechando las herramientas de la escritura creativa se logra mejorar  cuadros de ansiedad, depresión, fobias, inseguridad, baja autoestima, e incluso, contribuye a solucionar conflictos internos. Además, incentiva la creatividad.

Los talleres de crecimiento a través de la escritura aúnan técnicas de desarrollo personal, cognitivas, creativas y literarias. El texto puede ser analizado y utilizado como herramienta para encontrar solución a dudas, gestionar el tiempo o planificar el proyecto de vida. El método Diario Intensivo de Progoff (DIP) consiste en registrar todos los pensamientos y hechos ocurridos día tras día. En ambos, el psicoterapeuta orienta y facilita el desarrollo del trabajo con el fin de descargar los sentimientos que nos invaden. Disfrutar del placer de escribir puede ayudar a descubrir nuestra capacidad literaria.

por Maripi GADET