Apicosmética
La Apis Mellifera, la abeja productora de miel más común en occidente nos regala una serie de productos como el polen, propóleo, jalea real y la apitoxina que han sido utilizados con fines terapéuticos y cosméticos desde hace cientos de años y por diferentes culturas. Narran los libros que Cleopatra aplicaba diariamente una mascarilla de miel para obtener una piel resplandeciente. La famosa ambrosía, bebida de la inmortalidad que tomaban los antiguos dioses griegos, se obtenía de la mezcla de miel y polen y continúa siendo un cóctel de vitaminas y minerales excelente para la salud. En nuestro era los activos procedentes de la colmena siguen fascinando a investigadores y científicos por sus múltiples propiedades. Una de las máximas tendencias que caracteriza a la primera década del siglo XXI es la búsqueda de lo natural. Esto obliga a laboratorios, centros de estética y SPAs a incluir en sus formulaciones y protocolos ingredientes procedentes de la naturaleza. Los apicosméticos son productos compuestos de derivados extraídos de la colmena que proporcionan nutrición y belleza a nuestro cuerpo. La apiterapia, medicina de las abejas, es la utilización de los diferentes productos de los panales: miel, jalea real, polen, cera, propóleo, e incluso, veneno de abeja con fines terapéuticos. En nuestro país aún es una terapia poco extendida por su desconocimiento y por la aun falta de profesionales capacitados.
La miel destaca por su efecto embellecedor de la piel y el cabello. Sus cualidades la hacen estar presente en infinidad de formulaciones. Sus propiedades se deben a las sustancias contenidas en el néctar y polen de las flores, origen primario de la miel, que las abejas procesan de forma natural y enriquecen con enzimas propias. Su efecto antioxidante frena la aparición de radicales libres y contribuye a la regeneración celular. A pesar de su aspecto pegajoso, posee propiedades humectantes, emolientes, nutritivas, suavizantes, antisépticas, cicatrizantes, calmantes, tonificantes, regeneradoras y antiinflamatorias.
El Polen es uno de los productos de la colmena más completos y energizantes. Las abejas lo extraen de las flores y lo humedecen con néctar dándole forma de pequeñas bolitas que transportan a la colmena para alimentar a las abejas obreras. Cada grano de polen es un complejo concentrado de aminoácidos esenciales, oligoelementos naturales, minerales, fitohormonas y vitaminas B, C, D y E que benefician la función celular. Es revitalizante, energetizante, desintoxicante, suavizante y prolonga la juventud de la piel. El polen detiene la caída del cabello ya que contiene cistina, un ácido aminado azufrado que mejora el sistema piloso.
La Jalea Real es un fluido color crema, resultado de la mezcla de dos secreciones procedentes de las glándulas de las abejas obreras y la alimentación de la abeja reina durante toda su existencia. Esta sustancia es considerada desde la antigüedad como un elixir de juventud. Es tonificante y retarda los efectos del envejecimiento cutáneo. Nutre, suaviza y estimula las pieles cansadas, motivos por los que es habitual en la formularon de productos antiagging. La jalea real fresca ha de conservarse a un máximo de 2º de temperatura, protegida de la luz y en recipientes de vidrio opaco, aislados del aire y del calor.
El propóleo tiene una textura resinosa de color rojizo y es elaborado por las abejas a partir de las yemas, hojas y corteza de los árboles. Lo utilizan para sellar el interior de la colmena, evitando así la proliferación de microorganismos potencialmente perjudiciales para su existencia. Ya Hipócrates utilizó el propóleo para el tratamiento de úlceras y heridas. Es antifúngico, antimicótico y antibacteriano por lo que se utiliza en el tratamiento de algunos hongos. Alivia la psoriasis debido a sus propiedades antiinflamatorias, analgésicas y cicatrizantes. Tiene poder antioxidante, desinfecta y cicatriza las pequeñas heridas. Es una sustancia muy compleja, soluble en alcohol y en ciertos solventes.
La cera es la materia prima de la arquitectura de las celdillas hexaédricas en las que almacenan la miel. De color blanco translúcido cuando está recién secretada pero se vuelve amarilla y al cabo de los años de uso en la colmena se vuelve marrón oscuro. Es rica en vitamina A y contiene pequeñas dosis de propóleo. Alisa, suaviza y elastiza la piel. Disminuye la sensibilidad cutánea, reduciendo la hiperreactividad de la piel al formar una barrera protectora que no permite que traspase ningún agresor externo. Se utiliza como ingrediente en la formulación de barras de labios, cremas, ceras depilatorias, mascarillas faciales, etc.
Un paso más allá lo da la bio-apicosmetica y la bioapiterapia. En ambas se utilizan ingredientes procedentes de colmenas de producción orgánica, de esta forma se obtienen activos de gran pureza y calidad máxima. En Francia, incluso, existe un sello específico para su certificación. No se utilizan tratamientos químicos en las colmenas ni en su entorno. Los métodos de transformación y elaboración son mayoritariamente manuales, dinamizándose las cualidades naturales del principio, sin alterarlas. Lo cosméticos no contienen ningún ingrediente de síntesis proveniente de la industria petroquímica y los testados se realizan sobre personas voluntarias y nunca sobre animales.
Autora del libro Secretos de Belleza Natural
Editado por Grijalbo, Debolsillo y Bookspan en EE.UU.