La vitamina B12, también llamada cobalamina, es una de las vitaminas esenciales para nuestro organismo, ya que resulta imprescindible para la formación de glóbulos rojos, la regeneración de tejidos y el crecimiento corporal.

Como el resto de vitaminas del complejo B, opera como coenzima en funciones tan importantes  como la metabolización de las grasas y los hidratos de carbono, así como en la síntesis de la proteína. Igualmente, resulta fundamental para el correcto desarrollo del sistema nervioso y en la transformación de los ácidos grasos en energía, traduciéndose sus bajos niveles en una posible fatiga constante.

Se trata de la única vitamina ausente en los alimentos integrales y en una dieta basada en verduras, frutas y legumbres, por lo que el ser humano la obtiene a través del consumo de carne, leche y huevos. Expertos afirman que diez microgramos de B-12 diarios satisfacen las necesidades del organismo, si bien su ausencia puede suponer una amenaza para nuestro cuerpo. En relación a esta idea, es importante señalar la existencia de ciertos grupos susceptibles al consumo escaso de B12. Tal sería el caso de las personas mayores de cincuenta años pues carecen, en muchos casos, del suficiente ácido clorhídrico en el estómago para poder absorber la vitamina B12 que se encuentra en los alimentos que ingerimos, de modo que deben consumir la mayor parte de ella de alimentos fortificados o suplementos dietéticos. Por otro lado, nos encontramos con aquellas personas que sufren anemia perniciosa, en este caso el organismo no produce el factor necesario para absorber la vitamina B12.

Así mismo, tanto los vegetarianos como los veganos son susceptibles a esta escasez de B12 pues ingieren escasa o ninguna cantidad de alimentos de origen animal. En este caso, es importante señalar que durante el embarazo y en período de lactancia es posible que sus niños tampoco obtengan suficiente vitamina.

En cuanto a las consecuencias que la deficiencia de vitamina B12 ocasiona, tendríamos que hablar de agotamiento, pérdida del apetito, debilidad, anemia megaloblástica y pérdida de peso. Además, su escasez puede manifestarse en la presencia de problemas neurológicos tales como entumecimiento y hormigueo tanto en las manos como en los pies. Síntomas como problemas de equilibrio, depresión, confusión, demencia, mala memoria, e inflamación de la boca o la lengua podrían ser consecuencia de la carencia de dicha vitamina, que podría incluso causar daños en el sistema nervioso. En el caso de los bebés, los signos de una deficiencia de vitamina B12 incluyen retraso del crecimiento, retrasos en alcanzar los hitos típicos del desarrollo, problemas del movimiento y anemia megaloblástica.

En lo que a las recomendaciones nacionales de B-12 se refiere, estas varían de un país a otro. En el caso de Alemania se aconseja consumir 3 mcg por día, mientras que en Estados Unidos se reduce a 2,4 mcg diarios para adultos normales y 2,8 mcg por lactancia materna. Junto a las recomendaciones, es importante tener en cuenta que cualquier suplemento de B-12 debe ser masticado o disuelto debajo de la lengua para su mejor absorción.

Airy Domínguez Teruel