Sal Terapeutica 

Desde hace milenios la Haloterapia se ha utilizado con fines terapéuticos. Los salariums nos acercan una reproducción del microclima existente en las cuevas de sal del Himalaya.  Prestigiosos terapeutas bioenergéticos aseguran que estas habitaciones construidas con bloques de sal inciden positivamente sobre nuestra salud física y mental. En su interior nos invade una enorme sensación de bienestar.

Svante August Arrhenius, Nóbel de Química, descubrió que las moléculas del aire contienen pequeñas cargas eléctricas. Estas reciben el nombre de iones y dependiendo de su carga actúan positiva o negativamente sobre el ser humano. La composición de los cristales de sal: sodio, cloro, sulfatos, carbonatos, yodo y oligoelementos, la convierten en una fuente de iones negativos. Esta demostrado científicamente que los neutrones o iones negativos duplican el efecto de la reserpina, tranquilizante natural del cerebro. Un ambiente cargado de iones negativos despeja la mente, favorece la concentración, facilita la relajación, disminuye la ansiedad, regula la tensión arterial, rejuvenece física y mentalmente,  ayuda a recuperar la memoria, e incluso, estimula la actividad sexual. Entre los elementos que contribuyen a cargar negativamente a los iones están las plantas, el agua en movimiento y la sal. Por ello, inconscientemente nos sentimos mejor en el bosque, la montaña, cerca del mar o un río, después de la lluvia o en una cueva de sal.

Los iones positivos incrementan la serotonina, hormona causante de la hiperactividad, la ansiedad y la depresión. Una exposición a elevadas concentraciones provoca insomnio, agotamiento psicofísico, cefaleas, estrés, irritabilidad, malhumor y tensión.  La contaminación atmosférica, aires acondicionados, fibras sintéticas, ordenadores, televisiones, e incluso, las horas anteriores a las tormentas y los días de luna llena son fuentes de iones positivos a los que inevitablemente nos encontramos expuestos.  Una sesión de Haloterapia  ayuda a contrarrestarlo

Maripi GADET