BELLEZA ZEN

La filosofía Zen se ha instalado con gran éxito en el mundo occidental. Los que practican esta diferente manera de entender la vida, encuentran en ella la ayuda necesaria para hallar el equilibrio personal. Aporta simplicidad, serenidad, sencillez y trasmite un deseo de paz interior y simbiosis con la naturaleza.

Cuando nuestro cuerpo está en perfecta armonía se consigue un equilibrio energético que repercute positivamente en la belleza. Para lograrlo es necesario e imprescindible tratar el organismo como un conjunto, una trilogía: Cuerpo, Mente y Espíritu. Una piel sana es reflejo inequívoco de un equilibrio emocional y una actitud mental positiva. Para las féminas japonesas el concepto de belleza parte de la salud. Son sabedoras y conscientes de que para poseer un buen aspecto externo es imprescindible llevar a cabo unos cuidados internos. Una dieta equilibrada, a base de alimentos sanos, combinada con ejercicios físicos y mentales, y la aplicación de cosméticos en gran mayoría de origen natural es la fórmula que utilizan para conseguirlo.

En Japón los cuidados de belleza desde siempre se han realizado con exquisita dedicación, llegándose a convertir casi en pequeños rituales. Fusionando Oriente con Occidente, los centros terapéuticos actuales recuperan tradiciones milenarias procedentes del mundo oriental. Las marcas cosméticas occidentales han sabido encontrar en la cultura nipona una fuente de inspiración para elaborar sus cosméticos. En la actualidad, algunos laboratorios ponen a nuestra disposición secretos de belleza que han sido celosamente guardados durante siglos por la mujer oriental, e incluyen, en sus innovadoras fórmulas productos que provienen ‘del imperio del sol naciente’. Aunando tradición con las más avanzadas investigaciones han conseguido obtener cosméticos verdaderamente eficaces que nos ayudan a conseguir esa deseada piel de porcelana característica de las geishas.

La lista de ingredientes naturales procedentes de estas islas es numerosa. Los más relevantes y populares van desde el té y las algas hasta el aceite de camelia o la lecitina de soja, pasando por la baba de caracol y el extracto de perla.

El aceite de camelia, conocido como tsubaki ha sido y es uno de los cosméticos más utilizados en este país para cuidar la piel. Este arbusto de flores blanco- amarillentas es originario de Japón, China y Corea. De sus semillas se extrae, generalmente por prensado, su preciado aceite. Es un potente antioxidante capaz de mantener la juventud y frescura de las pieles secas y sensibles. Gracias a su riqueza en proteínas y vitaminas vegetales contribuye a recobrar el equilibrio y esplendor dérmico. Actúa como restaurador y combate los efectos de las inevitables agresiones externas, responsables del envejecimiento cutáneo. Además, esta demostrado que con su uso periódico se mejora considerablemente la flexibilidad de la piel. Prueba a hacerte una mascarilla de aguacate y aceite de camelia. Su elaboración te resultara muy sencilla y rápida. Esta combinación natural aporta tersura y nutrición, y al mismo tiempo suaviza notablemente la piel. Vierte en un recipiente una cucharada sopera de aguacate, preferiblemente muy maduro. Añade una cucharada de aceite de germen de trigo y veinte gotas de aceite de camelia. Este último elemento puedes encontrarlo en tiendas destinadas a la venta de productos orientales. También puedes adquirirlo en algunos herbolarios. Aplica el preparado sobre una piel perfectamente limpia y seca. Mantenlo sobre tu rostro, cuello y escote durante, al menos, veinte minutos. Trascurrido este tiempo, retira con abundante agua fresca y posteriormente aplica tu crema habitual de tratamiento.

El aceite de camelia también se emplea como acondicionador para el cabello. Hubo una época, durante la era Heian (749-1185), en que las mujeres japonesas llevaban el pelo muy largo. Algunas lo dejaban crecer hasta casi alcanzar el suelo. Para fortalecer y nutrir su negra y brillante cabellera utilizaban como champú una mezcla de algas, aceite de camelia, yema de huevo y salvado de arroz. En la actualidad suelen utilizar una mascarilla o baño capilar a base de aceite de sésamo y camelia a partes iguales. Este combinado resulta excelente para cuidar melenas ásperas, carentes de brillo o castigadas por un exceso de sol, permanentes, tintes u otros agentes externos. Extiende la mezcla sobre tu pelo, masajeando suavemente. Para conseguir buenos resultados es conveniente que lo mantengas aplicado al menos durante veinte minutos. Trascurrido este tiempo, lava tu cabeza con un champú suave. Puedes repetir este tratamiento una vez por semana hasta recuperar la suavidad pedida. Posteriormente, como mantenimiento, puedes aplicarlo una vez al mes. Si tu cabello esta áspero y quebradizo, puedes añadir a tu champú habitual, en el momento de utilizarle, tres o cuatro gotas de este maravillosos aceite. Comprobaras que queda mucho mas nutrido, suave y brillante.

Desde hace muchísimos años, el pueblo japonés ha creído que el consumo de algas prolonga la vida. Es innegable que se trata, evolutivamente, de los vegetales más antiguos. Las verduras del mar son ricas en vitaminas, proteínas, aminoácidos, encimas, oligoelementos y minerales. Por este motivo, en la actualidad se utilizan en numerosos tratamientos cosméticos. La Algoterapia consiste en aplicar emplastos elaborados con algas y agua de mar, con fines terapéuticos o estéticos. Estos vegetales marinos actúan como nutrientes, rejuvenecedores, revitalizantes, desintoxicantes, reafirmantes y oxigenantes de la piel. Por si fuera poco, la iluminan aportando ese brillo natural característico de las pieles más jóvenes. A nivel interno, son estimulantes del metabolismo, ayudan a eliminar líquidos y mejoran la circulación sanguínea. Son considerados un buen complemento nutricional, indicado a menudo en dietas concebidas con el fin de perder peso.

Las hay azules, verdes, marrones y rojas. Las verdes son las mas apropiadas para eliminar la retención hídrica en las piernas, los tobillos hinchados y el aspecto blando y acolchado de las celulitis que van acompañadas de edema. Hoy en día forman parte fundamental en la cocina vegetariana, siendo las más comunes y conocidas la Nori, Wakame y Agar-Agar. Puedes encontrarlas fácilmente en herbolarios o tiendas de alimentación natural, aunque debido a un progresivo aumento de consumo, comienzan a comercializarse en grandes superficies. El Agar-Agar es un derivado de las algas gelidium. Se utiliza en dietas de control de peso, ya que no aporta calorías superfluas y crea sensación de saciedad. Además tiene una ligera acción laxante. Es utilizado en la formulación de numerosos cosméticos como: geles faciales, anticelulíticos y gominas para el cabello.

Las algas también suelen utilizarse en balneoterapia por sus efectos beneficiosos para el organismo. No hay SPA ni balneario que se precie que prescinda de sus cualidades. Haz un preparado con dos cucharadas soperas de sal marina y una de harina de algas, y sumérgete en un baño de placer. Añade diez gotas de esencia de lavanda. Llena la bañera y relájate durante, aproximadamente, diez minutos, al más puro estilo de Neptuno.

El bambú es una caña con un largo tallo hueco, que crece rápidamente. Su principio activo, el bambosil, ofrece una acción regenerante. Ayuda a estimular la síntesis del colágeno, favorece el intercambio celular, y como consecuencia, regenera los tejidos. Además, tiene también un efecto remineralizante por su alto contenido en silicio y magnesio. La caña de bambú micronizada es uno de los exfoliantes más utilizados en cosmética natural, debido a que permite exfoliar la piel sin agredirla. De su fragancia se dice que combate la tristeza y aporta energía y bienestar. Puedes disfrutar de un baño energetizante si añades al agua de tu bañera veinte gotas de aceite de bambú mezcladas con otras quince de aceite de germen de trigo. Todo tu cuerpo quedara suave, nutrido y con un precioso brillo aterciopelado.

El té, además de suponer un ritual para los japoneses, se ha convertido en un buen aliado de la belleza desde hace años. La ceremonia característica, llamada Sado o chado, que envuelve esta bebida, es un método sumamente ritualizado de preparar el té verde. Incluso, a veces, se puede llegar a profundizar en la finalidad de la vida e invita a adentrarse en el conocimiento de la naturaleza y el crecimiento personal. El té blanco es el más suave y delicado. Guarda todos los nutrientes concentrados. Contiene el triple de poli fenoles que las demás variedades, de ahí su potente efecto antioxidante capaz de neutralizar el envejecimiento celular. El té verde procede de las hojas de té sin fermentar. Reduce la grasa corporal, ayuda a la oxigenación de las células y tiene efectos antioxidantes e hidratantes. Por su eficaz acción contra los radicales libres es quizás el más utilizado en cosmética. El té rojo ayuda a adelgazar. Y por ultimo, el té negro, cuya fermentación es la más larga, resulta diurético y antioxidante. Sus beneficiosos efectos evitan la retención de líquidos y ayudan a eliminar toxinas.

Los baños de té son muy relajantes para el cuerpo y el espíritu. Algunos SPA japoneses ofrecen a sus clientes piscinas llenas de té verde, con fines terapéuticos. Nosotros también podemos disfrutar de los beneficios que aporta un maravilloso baño sin tener que movernos de casa. Los ingredientes que se utilizan son sencillos. Simplemente has de poner cuatro sobres de té verde en un litro de agua hirviendo. Tapa el recipiente. Espera cinco minutos y añade la infusión al agua de tu bañera. Sumérgete, al menos, durante diez minutos. Desgraciadamente el ritmo de vida cotidiano muchas veces no nos permite disfrutar del hecho de zambullirnos durante un tiempo en la bañera las veces que quisiéramos. Sin embargo, un baño, ante todo, es deleitarse con el cuidado y el ‘mimo’ hacia uno mismo. Un ritual sagrado de belleza y salud, tanto física como mental, al alcance de todos. Un momento de calma profunda. Olvídate por unos minutos del reloj, del trabajo, de las obligaciones cotidianas, y a ser posible, de los problemas. No es la limpieza el único objetivo que se persigue con un baño. Se trata de un gran placer de dioses del que se puede sacar mucho partido. Incluso de puede aprovechar este momento para disfrutar de un tiempo para la meditación. Recuerda que la respiración es muy importante para llevar a cabo cualquier técnica de meditación o relajación. Para tranquilizar el cuerpo y la mente es útil practicar inicialmente varias respiraciones largas y profundas. Respira utilizando el diafragma y centra tu atención en la zona situada por debajo del ombligo. La respiración debe de ser pausada, natural y tranquila.

Otra opción, si lo prefieres y dispones de tiempo, es que tras el baño dediques unos minutos a meditar. Alcanzaras un estado de conciencia y de paz interior muy reconfortante. Los budistas consideran que con la mente en absoluto reposo se puede acceder al flujo eterno de la energía, y por tanto, al conocimiento universal. Cuando se logra un determinado grado de profunda quietud se producen en el organismo cambios fisiológicos que resultan muy favorables. Contribuyen a aliviar el estrés, tan habitual en nuestra sociedad, y mejoran las estructuras de reparación de la piel. Como consecuencia ésta más radiante y vital. La postura ideal para meditar es sentarse en posición de loto. Coloca sobre el suelo un cojín japonés (zafu) sobre una esterilla (zabuton) y siéntate colocando ambos pies cruzados sobre los muslos. Como referencia te diré, que más o menos, se trata de conseguir la postura en la que aparecen representadas todas las imágenes de Buda. Procura mantener la columna vertebral recta y los hombros relajados y hacia atrás. Inclina ligeramente la cabeza hacia adelante, bajando la barbilla hacia el pecho. Deposita la mirada en un punto fijo del suelo. Relájate e intenta que tu mente descanse.

El arroz es oriundo de oriente. Sin embargo, su cultivo y consumo se reparte por gran parte del mundo. Aporta al organismo fósforo y glúcidos. Gracias a su contenido en vitamina E neutraliza eficazmente los radicales libres responsables del proceso de envejecimiento. El aceite de arroz se obtiene a partir de la cáscara, como subproducto de la trituración del arroz blanco. Se utiliza para cuidar la piel y los cabellos ásperos y faltos de brillo. Algunas mujeres también le usan como enjuague después de lavar sus cabellos para conseguir dejarles suaves y brillantes. Si quieres hacer la prueba diluye una cucharada de aceite de arroz en cuarto litro de agua y aplícatelo tras el último aclarado.

La flor de loto es el emblema asiático por excelencia. Simboliza pureza y creación. Es una planta acuática, de hojas grandes y redondas, de color verde azulado, que en verano da flores flotantes de colores intensos. Cuando se abren desprenden un fuerte olor parecido al que emana el jacinto. El loto azul se abre con los primeros rayos de sol, y al mediodía se cierra y se hunde en el agua para reaparecer al día siguiente. El loto blanco florece durante la noche y recibe al día con la flor abierta. Como cosmético sacia la sed de la piel hidratándola en profundidad. También tiene propiedades astringentes. Por ello, cada vez son más los laboratorios que se interesan por esta fuente de salud natural para la piel.

La soja parece ser que tiene más de cinco mil años de historia. Es una legumbre rica en minerales, vitaminas y carbohidratos. Muy energética y con un contenido en proteínas excepcionalmente alto. Es una riquísima fuente de calcio, zinc, fósforo, sodio, potasio, magnesio, selenio, cobre, y vitaminas A, B, D y E. La distribución de aminoácidos en la soja es similar a la de las proteínas animales, por ello es un alimento imprescindible en dietas vegetarianas y veganas.

Diversos estudios científicos avalan la teoría de que las isoflavonas que contiene actúan en el organismo como si fueran estrógenos. Estos fitoestrojenos tienen un potente efecto antioxidante, además de poseer propiedades anti-víricas, anfúngicas y bactericidas. Además, ayudan a reforzar la cohesión celular de la piel volviéndola por consiguiente más elástica. Estimula la división celular ayudando a la renovación de los tejidos y acelerando la regeneración celular. Por su elevado contenido en vitaminas E y K resulta ser un poderoso nutriente que detiene el envejecimiento cutáneo. Además, aporta hidratación a la piel. El alto porcentaje de carotenos que contiene el aceite de soja le hace estar presente en infinidad de fórmulas de cosmética solar. Es también un gran benefactor del cabello y forma parte de productos de cosmética capilar de efecto protector, nutritivo y suavizante.

La lecitina de soja es uno de los complementos dietéticos mas consumidos en todo el mundo, debido a que regula la tasa de colesterol en sangre y reduce el riesgo de su acumulación sobre las paredes arteriales. Los ácidos grasos esenciales que contiene facilitan la solubilización y el transporte del colesterol. La fósfatidilcolina estimula la capacidad del organismo para eliminarlo. Además, mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos. Por todo ello, ayuda considerablemente a prevenir enfermedades del sistema vascular. Se suele recomendar en regímenes de adelgazamiento, ya que ayuda a movilizar los depósitos de grasas en el organismo. En cosmética se utiliza como sustancia emulsionante, homogenizante y anti-oxidante.

La mascarilla de miel con lecitina de soja es muy agradable y aporta a la piel una suavidad y tersura exquisita. Con su aplicación periódica se consigue una piel elástica y relajada. Se trata de una antigua receta de juventud que ayuda a corregir y prevenir los signos del paso del tiempo, que casi, inevitablemente y poco a poco, van apareciendo sobre nuestra piel. Vierte en un recipiente tres cucharadas, tamaño de café, de miel fluida. Añade una cucharada sopera de lecitina de soja previamente diluida en dos cucharadas de agua de rosas. Como último ingrediente integra medio melocotón pelado. Mezcla perfectamente todos estos componentes. Es recomendable que mantengas la mascarilla actuando sobre tu rostro, aproximadamente, durante veinticinco minutos. Durante este tiempo procura no gesticular. Si tienes posibilidad recuéstate sobre tu cama para poder mantener una postura relajada. Una vez retirada, aplica tu crema de tratamiento habitual.

Pero, además de las formulas cosméticas, los centros destinados a mejorar nuestro aspecto estético y aumentar nuestra calidad de vida también están adoptando diversas técnicas japonesas, que están encontrando gran aceptación entre quienes se deciden a conocerlas. Por lo general quien prueba; repite. Desde hace unos años está haciendo furor una terapia que aprovecha la actividad volcánica de Japón: sumergirse en la arena caliente procedente de los cráteres. A esta terapia se le atribuyen propiedades terapéuticas que además mejoran considerablemente el aspecto de la piel. El volcán Sakurajima es muy visitado por sus baños de tierras calientes.